No se asusten por la foto, no voy a decirles que las mujeres españolas deberían ir con peineta y mantilla a estas alturas, ni mucho menos. Me gustaría en esta ocasión denunciar el completo deterioro de la moral de una buena parte de las mujeres jóvenes en este país.
Me refiero a esas chicas que hacen de su capa un sayo y averguenzan con su actitud a amigos, hermanos o padres. Y no culpo a la pobres chicas ya que los espejos en los que se miran están cada vez más distorsionados: escuchimizadas aspirantes a maniquies menores de edad que no se cortan en confesar que harían lo que fuese por conseguir la fama, jóvenes (y no tanto) que no dudan en meterse bajo un edredon delante de toda España con el macarra de turno o rapaces de discoteca ansiosas por cazar alguna presa famosa que le permita contar sus intimidades de plató en plató.
Si el modelo predominante es esa Juani que el cineasta Bigas Luna nos presenta, se está confundiendo una presunta modernidad con lo que es sin duda una pérdida de valores (incluso de la propia infancia) que estás meretrices catódicas promulgan sin rubor. Pero la televisión no es la única responsable, en estos tiempos en los que algunas chicas regalan su virtud por una recarga de móvil (cada vez a edades más tempranas), toda la sociedad es complice de esta barbarie que estamos cometiendo con nuestra juventud.
Un crimen que pagaremos todos en el futuro.
Mañana es el día de los difuntos, una festividad nacional dedicada a honrar la memoria de nuestros queridos ya desaparecidos y a la oración para que las almas que todavía se encuentren en el purgatorio expiando sus pecados terrenales, alcancen el paraíso.
